Descripción
Una figura femenina yace en una bañera antigua, capturada en un instante de recogimiento íntimo. El encuadre sugiere un abandono sereno, donde el cuerpo se vuelve forma y superficie, evocando esculturas clásicas más que escenas cotidianas. Sin mostrar el rostro, la imagen traslada el peso expresivo al gesto, a la línea y al volumen, que se funden con la piel áspera de la madera.
La transferencia fotográfica sobre este soporte no solo aporta textura, sino también un espesor temporal: la imagen parece erosionada por el tiempo, como si emergiera de un estrato de memoria. Las manchas, vetas y grietas del material actúan como una segunda piel, desgastada pero viva.
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